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La frase del título puede que la hayáis escuchado alguna vez, porque no es mia y ya era vieja cuando nuestros bisabuelos nacieron, pertenece al verso vigésimo (el 20) del Cantar de Mio Cid. En ese libro se lo decían al Cid las gentes del pueblo llano, cuando salió de la ciudad de Burgos tras ser desterrado por el rey, porque el Cid lo obligó a jurar que no había tenido nada que ver en la muerte de su propio hermano. Hasta aquí la clase de historia.
La frase es una de esas que han trascendido hasta la cultura popular y siguen siendo utilizadas hoy en día, tanto es así que incluso en el wow tiene utilidad, porque ¿Quién no ha visto alguna vez a un buen jugador que no hacía más porque su líder no lo dejaba? Da lo mismo que quien lo frenase fuese el Raidlíder o el Maestro de Hermandad, eso desgraciadamente es algo que ocurre todos los días ¡Qué coño, si hasta yo se lo he hecho a alguno!
Hay muchos, muchísimos buenos jugadores, pero no todos los que afirman serlo están en esa lista. Ese es gran parte del problema, que muchos dicen serlo pero no lo son, aunque podrían llegar a ser. Muchos dicen que son buenos jugadores basándose sólo en sus capacidades para controlar un personaje, en su conocimiento de una clase o en su experiencia previa en raids, pero eso no es todo lo que debería definir a un buen jugador.
Para ser un buen jugador no basta con saber como manejar el personaje y sacar los mejores números posibles, tampoco es suficiente con saber esquivar todas las areas like a pro, ni con conocer las mecánicas de cada jefe y saber cuando hay que cortar un casteo. No, todo eso junto no convierte a alguien en un buen jugador, porque de esos los hay a cientos y si fuesen tan buenos como dicen, habría muchos más haciendo en mítico el último jefe de la última raid de la expansión.
Aquí no existe la pregunta de si el buen jugador nace o se hace, el que es bueno lo es porque ha aprendido y punto. Puede tener una facilidad natural mayor que el resto, pero si se queda ahí y no aprende nada nuevo nunca será bueno de verdad ¿Adivináis a quién le toca pulir los defectos que pueda tener y conseguir que mejore? Pues sí, a la misma persona que lo tiene que dirigir, ya sea en la raid, en la hermandad, o en cualquier otro sitio.
Un buen jugador, uno bueno de verdad, ha de saber mucho más que manejar su personaje. Ha de saber trabajar en equipo, mantener la calma cuando ve a sus compañeros hacer las cosas mal, y sobre todo, seguir las instrucciones que le de su raidlíder o maestro de hermandad. Por desgracia no todos saben llegar hasta ahí.
Muchos son incapaces de mantener la compostura o la educación, prefieren insultar a un compañero por pisar un area en vez de esperar que el líder pregunte el por qué, exigen que los demás hagan un trabajo perfecto como si se tratase de bots, y al final se echan flores, como si fuesen ellos los protagonistas indiscutibles sin los cuales el resto del grupo no podría hacer nada.
En definitiva, que aunque muchos saben jugar no saben lo que es jugar en equipo. Pero no os preocupéis por eso ni culpéis tampoco a vuestros compañeros por ello, porque no es culpa suya. Si la culpa es de alguien, esa carga le corresponde al Maestro de Hermandad. Porque como líder es quien ha de guiarlos por el buen camino, o deshacerse de ellos si no lo quieren seguir.
Por supuesto la culpa del líder no es siempre por lo mismo. Algunos también son capaces de transformar a buenos jugadores en seres sin alma, para que se comporten como autómatas y sólo piensen en la victoria, consiguiendo crear un tipo de jugador que al final sólo abre la boca para atacar a los demás, cuando cree que estos han cometido un error.
En cualquier caso, tanto unos como otros pueden llegar a ser como el Cid, grandes guerreros y vasallos, pero que necesitan tener un buen señor.
 del Cantar de Mio Cid. En ese libro se lo decían al Cid las gentes del pueblo llano,... "Pin It")
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