¿Quién vigila a los vigilantes?. Esta es una de las preguntas más antiguas que existen, ya lo dijo en la antigua Roma el poeta Juvenal con su Quis custodiet ipsos custodes?, y a pesar
del tiempo que ha pasado desde entonces, el valor y la importancia de la frase no han perdido fuerza.
Cualquier sociedad con un mínimo de organización necesita algún tipo de control para no terminar consumiéndose a si misma, eso implica que cada uno de los papeles importantes en esa sociedad debe
estar ocupado por alguien que sea capaz de cumplir con esa labor.
En un país tenemos el gobierno, los jueces, y las fuerzas del orden. En una hermandad están el maestro, los oficiales, y los raidleaders o rbgleaders. Cada uno de ellos tiene que cumplir con su
cometido para que todo marche bien y evitar que haya problemas, pero a la hora de la verdad todos sabemos que no dejan de ser humanos igual que el resto. Y los seres humanos por definición
tenemos debilidades y cometemos errores.
Así que si todos cometemos errores y tenemos debilidades que pueden llevarnos a que intentemos sacar provecho del cargo, ¿cómo pueden estar los demás seguros de que hacemos lo correcto?.
Hay muchas formas de fallar a la hora de cumplir con lo que se espera de nosotros. Podemos saquear el banco aprovechando que tenemos todos los permisos, podemos dar preferencia en la raid a
nuestros amigos por encima de otros compañeros mejor equipados, podemos decidir que el botín que mejora mucho a alguien le viene mejor a otro compañero a quien no mejora tanto pero que nos cae
mejor.
En definitiva, somos los responsables de vigilar que todo salga bien, pero disponemos al mismo tiempo de todos los medios a nuestro alcance para hacerlo mal si así lo queremos. Podemos tener la
rectitud moral de hacerlo correctamente, pero eso no significa que todo el mundo confíe en nosotros.
Yo hace tiempo que decidí que lo mejor era escuchar siempre lo que me tuviesen que decir los demás antes de decidir nada, sobre todo si se trata de algo concerniente a lo que yo he hecho o dejado
de hacer. Además para evitar el que nadie me avise si hago algo mal decidí que lo mejor era vigilarme a mi mismo y dejar constancia de todo lo que hacía, así puedo mirar atrás y ver si he
cometido algún error.
O sea que si yo vigilo a todos los demás, ¿quién me vigila a mi?, o dicho de otra manera, Quis custodiet ipsos custodes?. Así que para no liarme lo mejor es terminar ya y haceros la pregunta de
rigor de esta semana:
¿Quién vigila que cumpláis correctamente con vuestra función?
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