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Como cada semana empiezo poniendo a continuación un resumen de 1 artículo que ya había sido publicado en Pastando en Mulgore.
En todo el tiempo que he estado por aquí he visto muchos cambios tanto en el juego como en mi propia hermandad, y no sólo los he visto sino que he escrito sobre ellos. Eso me permite leer lo que escribí hace un año para mirar qué ha cambiado o si tomé las decisiones correctas.
Gracias a todo eso que he escrito puedo ver como hace poco más de un año mi hermandad estaba pasando por malos momentos, tan malos que era muy raro ver a más de 4 personajes conectados al mismo tiempo. Ahora mismo en cambio es al revés y cada día somos más, a casi cualquier hora del día hay tanta gente online que no caben caben todos los nombres en la lista de miembros conectados
La cuestión es que un cambio de este tipo no sobreviene así porque sí sino que hay que buscarlo, es en este punto cuando todo lo que he escrito anteriormente me sirve para comprobar si tomé las decisiones adecuadas. ¿Y sabéis qué? soy un desastre.
Algo que nadie te dice nunca cuando creas una hermandad y empiezas a dirigirla, es que existe un manual no escrito que dicta como se deberían de hacer las cosas, si preguntas qué hay que hacer en un caso concreto la mayoría de Maestros de Hermandad te dirá las mismas cosas, porque están seguros de que es lo que se debe hacer. Pues bien, hace poco más de un año yo decidí que las cosas hechas según ese manual no servían, y comencé a nadar contracorriente.
Empecé por expulsar gente que era muy colaboradora en la hermandad…
Miento, en realidad expulsé a la gente que mantenía viva la hermandad. Pero los expulsé porque eran también los que querían convertir la hermandad en un reducto exclusivo para los raiders, de tal forma que si no raideabas no pintabas nada. El manual del buen MH me habría dicho que hay que conservar a los jugadores activos con experiencia y buen equipo, pero yo me deshice de ellos.
El manual dice también que cuando una hermandad está medio muerta y se le quiere devolver la actividad hay que organizar a sus miembros. Da lo mismo que sea una raid o una rbg porque cualquier cosa vale para reclutar y llenar la hermandad con nuevos miembros. Pero yo hice exactamente lo contrario, eliminé de golpe y porrazo cualquier actividad que exigiese jugar obligatoriamente con los compañeros.
Como resultado de estas decisiones muchos abandonaron la hermandad, y al final sólo quedaron los que no querían compromisos de horario ni buscaban ningún beneficio que la hermandad pudiese ofrecerles… tabula rasa
Y aun así pese a haber cometido todos esos y algunos errores más, conseguí recuperar una hermandad prácticamente desde la nada. Me di cuenta en ese momento de que seguir unas reglas estrictas basadas en lo que los demás dicen que se debe o no se debe de hacer es algo inútil, y que cuando hay que lidiar con los problemas de la hermandad el MH es siempre el que decide y no debería de dejarse llevar por algo que el resto le dice que no se debe hacer.
Ahora mismo mi hermandad está mejor que nunca, si hubiese hecho caso a lo que me decían los demás todavía estaría metido en un círculo vicioso que no terminaba de avanzar pero yo elegí tirárlo todo por la borda y empezar desde cero. Porque de nada sirve intentar hacer una y otra vez las cosas tal y como dice un manual que está desfasado.
Os recuerdo que esto no es más que un resumen de lo que ya fue publicado en PEM, si queréis leerlo íntegro junto con los comentarios de los lectores podéis hacerlo aquí.
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